Se conoce que este entretenimiento existía tanto en la cultura del Mar Mediterráneo como en América. En cuanto al apodo eléctrico, se debe a que durante la crisis que atravesó el club en los años 1950, su dueño, Carlos Lavaud, quién era propietario de una tienda de electrodomésticos, no pudo solventar las deudas del club y decidió vender el equipo junto a su tienda como un todo.